Madrid.- En caída libre, sin frenos y sin un remedio aparente a corto plazo. Así marcha el Barcelona en LaLiga, derrotado 1-0 por el Rayo Vallecano tras su caída en el clásico y con un entrenador, Ronald Koeman, más cuestionado que nunca después de conducir a su equipo hasta una sorprendente novena posición.
El colombiano Radamel Falcao, convertido en el estilete del Rayo, se encargó de hundir a un equipo que atraviesa uno de sus peores momentos en los últimos quince años. Con una economía delicada y unos resultados deportivos inasumibles, el Barcelona vaga sin rumbo por LaLiga Santander.
Ahora, el presidente Joan Laporta y su junta directiva, podrían volver a meditar el futuro de su entrenador. No sería la primera vez. Y, parte de culpa, la tiene le Rayo Vallecano, claramente, con permiso de Osasuna, el equipo sorpresa en el primer tramo del curso.
Los hombres de Andoni Iraola acabarán la jornada en puestos europeos. Como mínimo, en la sexta plaza. Sus tres puntos ante el Barcelona, son el premio a un grupo incansable que ha generado mucha ilusión en Vallecas. Y, uno de sus nombres propios es Falcao, que ha despejado cualquier duda sobre su olfato goleador con 35 años.
En esta ocasión, hizo un golazo en la primera parte y mostró alguna de las carencias del Barcelona, que está vez enfocaron a Gerard Piqué, marcado por su lentitud. No sólo él, otros como el neerlandés Memphis Depay, muy bueno de espaldas y generando espacios, sigue peleado con el gol después de fallar un penalti en el tramo final.
Tampoco salieron bien parados otros nombres como Serginho Dest, que, como ante el Real Madrid, falló una ocasión clarísima debajo de la portería. O Coutinho, desaparecido; o como el «Kun» Agüero y Sergio Busquets, desafortunados. La lista es larga y las consecuencias muy negativas: noveno y sin aparente mejora.
En el Real Madrid no fue mucho mejor la jornada. Con la resaca de su victoria en el Camp Nou (1-2), se atascó frente al Osasuna, que plantó cara en el estadio Santiago Bernabéu e incluso rozó la sorpresa completa con un disparo de Jon Moncayola en la segunda parte que dio en el poste de la portería defendida por Thibaut Courtois.
Algo pasa también por la entidad madridista, que, aunque es líder a la espera del resultado de la Real Sociedad, no acaba de convencer. No juega bien, tiene que sudar horrores casi cada victoria y se mantiene en pie cuando sus mejores individualidades andan acertadas.
En esta ocasión, ni Karim Benzema, ni Vinícius, fueron decisivos. El cambio obligado por lesión de Eduardo Camavinga por Luka Modric, tampoco. Y la presencia de Marco Asensio en el lugar de Rodrygo Goes, no obtuvo réditos.
Apenas un disparo al larguero de Benzema y una ocasión de Vinícius, fueron los únicos acercamientos del Real Madrid, que se encontró con un equipo que, como el Rayo, dormirá en posiciones europeas.
La alegría, fuera de Madrid y Barcelona, va por otros barrios. Sobre todo por Sevilla, que durante un rato tuvo a dos equipos en el primer puesto empatados a puntos. Por un lado, el Betis, que se creció ante el Valencia con una goleada (4-1) que dejó tocado a José Bordalás. Ya son siete partidos los que acumula el cuadro «ché» sin ganar. En total, tres puntos de 21 posibles. Esos números, ponen al técnico alicantino en la picota.
El Betis no sufrió nada. Siempre tuvo el duelo controlado y, entre el argentino Germán Pezzela, el doblete de Borja Iglesias y el tanto final de Juanmi Jiménez, se dio un festín que maquilló el brasileño Gabriel Paulista. Después de once jornadas, y según datos de Pedro Martín, firma sus mejores estadísticas a estas alturas del curso igualadas con las que completó en la temporada 1963/64.
En el otro lado de la ciudad andaluza no acabaron del todo contentos. Los aficionados del Sevilla, que aunque se mantiene en la zona de arriba de la tabla (es segundo), acabaron el choque frente al Mallorca en Son Moix con malas sensaciones. La culpa la tuvo un tanto anulado al argentino Lucas Ocampos en el minuto 96. El VAR avisó al árbitro Jaime Latre y, después de ver las imágenes, decidió que el gol no era válido.
Antes, en la primera parte, se adelantó el Mallorca por medio de Antonio Sánchez. Hizo su primera diana del curso tras aprovecharse de un pase de Amath Ndiaye. Sin embargo, en el segundo acto, apareció el argentino Erik Lamela para marcar el tanto de la jornada después de conectar un zapatazo a la escuadra de la portería defendida por Manolo Reina. No fue suficiente para el Sevilla, que, pese al empate, sigue codeándose con los mejores.