¿Salir de una narcotiranía a costa de unos kilómetros de territorio? La relación costo-beneficio no deja de ser tentadora.
La sola expresión de alegría de un pueblo presagia aires de libertad. Los tiranos tiemblan ante tales demostraciones. Son los primeros en percibirlo.
Nuestros vecinos pueden dormir tranquilos. Sus fementidos invasores le huyen al lance hombre a hombre.
La tiranía se niega a participar en elecciones limpias. Ni en las presidenciales previstas para el próximo año, ni en ninguna otra y para ello se vale del postrado sistema de Justicia que campea fueros en Venezuela.
Estaremos pendientes del desenlace de este nuevo culebrón del crimen organizado, muy acorde con la banda que desgobierna nuestra sufrida Venezuela.
Se supone que el 30 del presente noviembre, el equipo del señor Biden evaluará el “avance” del desgobierno de Nicolás Maduro en materia de condiciones electorales y tomará medidas.
Después de conocerse los resultados envenenados de un referendo a todas luces anodino, contraproducente en el que sufragarán cuatro gatos, cuando mucho se impondrá el: “Y ahora ¿qué viene?”.
La aludida negativa de levantar las inhabilitaciones y la promesa de perseguir a los organizadores de la primaria, pese a haber sido más que avisadas por sus perpetradores, ha matado o cuasimatado los acuerdos de Barbados.
Respetuosamente instamos al excelentísimo señor Biden, tan alborozado por recibir de sus, hoy, “socios” bituminosos unos cuantos barriles, a adoptar las acciones en el sentido antes expuesto.
La pandilla que desgobierna Venezuela ha hecho ver falsamente que la respectiva buena pro y subsecuente entrega de las refinerías se concretaría este mismo mes, vaya usted a saber el motivo de tal desinformación.