Sus escritos sobre la teoría del color lo convirtieron en una referencia del arte contemporáneo. Paul Klee estudió el color con dedicación y manipuló la paleta de manera magistral. Él mismo revelaría: “El color me posee, no tengo necesidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre… el color y yo somos una sola cosa. Yo soy pintor”.
Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Monfa pasó de una cuna aristocrática a narrador de la vida social representando pictóricamente al pueblo y a la nocturnidad de la parisina, haciendo protagonizar a las prostitutas, con las que convivió y aprendió a querer.
Más de tres siglos cautivando a todo el que la ve, La joven de la perla convirtió a de Jan Vermeer en “el maestro de la intimidad y del silencio”.
Jasper Johns es un investigador incansable, uno de los fundadores del pop norteamericano. Como otros, reaccionó contra la abstracción lírica y el expresionismo abstracto y se le enfrenta mediante la sencilla representación de triviales elementos extraídos de la vida cotidiana.
Frida Kahlo vistió “largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores, collares y pendientes prehispánicos”, Influida por las ideas de reivindicación de la identidad que popularizaba el nacionalismo revolucionario, para pintar la dualidad de su existencia y producir una obra sellada por el barroquismo y la imaginería popular.
El Juramento de los Horacios, de 1784, obra destacada en la producción artística del reconocido pintor francés Jacques-Louis David, no solo es una pieza clave y emblemática de la corriente del Neoclasicismo. La principal atracción de la pintura radicaba en su especial composición que contenía un mensaje oculto, que pretendía despertar el nacionalismo francés frente a los gérmenes revolucionarios.
Gustav Klimt es el más emblemático representante de la combinación entre el simbolismo del fin du siecle y el Art Nouveau del recién estrenado siglo XX. Consolida su prestigio gracias a su alta carga de refinamiento, su compleja expresión y el más exótico hermetismo.
El símbolo significó para ellos el medio de comunicación idóneo para que el espíritu se expresara. Los pintores del simbolismo fueron los creadores de una nueva realidad.
Con una amalgama de dolor, soledad y melancolía se convirtió en precursor del arte contemporáneo. Así, Edvard Munch exteriorizó la más interna de las angustias en su archifamoso cuadro El Grito.
Lo cierto es que Jackson Pollock no dominaba el tecnicismo del boceto y demás artíficos básicos de la composición pictórica. Sin embargo, una pasión por la pintura lo inspiraba. Su desmedida pasión por el arte le brindó su sentido de vida y su opción de expresarse.