Lo que comenzó como un virus focalizado en la ciudad de Wuhan, que en teoría no era de fácil transmisión entre humanos, derivó en una pandemia que ha desatado carreras entre los líderes del mundo por encontrar la fórmula que consiga la menor cantidad de muertes posibles. Algunos de ellos desviaron la mirada y, aun así, tropezaron con una realidad que forzosamente los obligó a actuar.