Una de las últimas apariciones del icónico relacionista público fue en una actividad organizada por Buscadores de Libros en 2020, con el objetivo de fomentar la identidad, el sentido de pertenencia y el amor por la ciudad.
Cuando un país tiene los campos de las artes saludables, tiene su memoria resguardada. Nuestro país posee una lectura creativa femenina vigorosa. Eso no lo van a destruir los bárbaros: eso está allí, en espera.
En cuestiones de Estado y de administración del poder es difícil hablar de moralidad y ética. Hay que tener en cuenta que para que los trámites de la vida pública funcionen no hay que hablar de honestidad de la boca para afuera.
Allí sigue vigente el pensamiento y la obra del gran Juan Liscano, quien me decía que a pesar de que los políticos nos subestimaban, por encima de todo la literatura es una relación tormentosa con la vida pero tiene que ser parte de la conciencia crítica.
Hay que buscar cómo vestirse, es el desespero de los partidos y los operadores de la oscuridad (son inevitables para el cambio). Hay que hacer una sola ruta y esa ruta nos llevará al final del camino.
Por esta ciudad ha pasado mucha estafa con nombre de alcalde o presidente del Concejo Municipal. Los tenemos para escoger, desde oficiantes del gameloteo hasta burgomaestres como el que ostentamos hoy.
Juan Guaidó es un paso fundamental en la recuperación de la república democrática, lo que no va a ser ni será la vara mágica sobre la que descargar el desastre que vivimos.
Morir de 64 años por estos días es hasta un acto egoísta, por eso tengo esa culebra por arreglar con mi pana Alexis Sequini, el más hondo y multidireccional artista que me ha enseñado la ruta de la creación en serio.