
Paul Offit, de la junta asesora de vacunas de la FDA, considera que los científicos rusos deberían compartir los datos brutos, porque la transparencia es esencial para guiar el proceso de desarrollo de una vacuna.
A medida que el virus se propaga de un humano a otro y más mutaciones aparecen en la secuencia de su genoma, hay un riesgo creciente de que estas mutaciones puedan modificar el virus de forma que una vacuna ya no sea efectiva.