Voy a aferrarme al liberalismo, el que defiende la libertad en todos los campos. Que sabe que su verdad no es absoluta, ni la única y que solo es intolerante con la intolerancia.
Es una mujer desquiciada y con razón: despotrica contra los jueces y se ríe de ellos, pero sabe que ante esos jueces deberán comparecer algún día sus hijos Máximo y Florencia, cuando ella no tenga tantas fuerzas o ya no esté.
Una interrogante sobre la que parecería que nadie debería tener dudas. Sin embargo, como se está viendo, no es tan así.
Putin no es que sea un líder pero sí es el dictador de una potencia mundial; es astuto, es zorro y se ha dado cuenta que puede dar zarpazos sin problemas y usurpar algunos pedazos de tierra vecina porque en occidente no hay líderes.
Al peruano Pedro Castillo, el chileno Gabriel Boric y el colombiano en carrera Gustavo Petro, en sus discursos procuran ubicarse lo más lejos posible para que no los alcance el tufo cubano o el de Nicaragua y en particular el “bolivariano”.
Para el “socialismo mágico latinoamericano” el FMI es la causa de todos los males y el que todo lo dispone con sus cartas de intención. Si no es el bloqueo, es el complot y los oligarcas vendepatrias y el FMI. Siempre está ahí.
Definitivamente será un factor decisivo y por ello, será muy importante quien asuma la presidencia el año próximo. Si Bolsonaro o si Lula. Todos dicen que Lula; ¿todos quiénes? Pero no es lo importante, Lula será de izquierda y Bolsonaro de derecha, pero antes que eso ambos son brasileños.
Putin, fiel a sí mismo, como ruso ultranacionalista, y hombre de la KGB, quien nunca disimuló su disgusto por la disolución de la URSS, retomó la política más ortodoxa, la de que nadie sepa nada, ni pueda discutir nada ni pueda preguntar nada.
Hoy todo es incierto más allá de lo que diga Boric, que está un poco obligado a calmar las aguas -de unos y de otros- y ver cómo “equilibra”. Cuando nombre el gabinete recién se podrá comenzar a olfatear.
Y entre otras cosas increíbles que se ven por estos días y por esta región, llama la atención el avance del neoprogresismo de izquierda, autoritario y populista en varios países del continente. Todos pro Cuba, con Venezuela, con Nicaragua y con el kirchnerismo argentino. Ya no están tan solos.