jueves, 28 marzo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Cataclismo liberal de Milei

Los epítetos apocalípticos contra Javier Milei han salido a borbotones de los eficientes gobernantes, que sorben su sabiduría del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla.

A pesar del inmenso poder acumulado por el kirchnerismo -zurdo trasunto del populismo peronista- Argentina cuenta con instituciones sólidas, como para tolerar que un personaje desponepótico como Cristina Fernández sea primera dama, presidenta y vicepresidenta-presidenta. La misma que con un juego perverso se alzó con la vicepresidencia e hizo de un tipo insulso como Alberto Fernández, un verdadero títere en la primera magistratura de aquel país. La señora Fernández logró así devaluar la presidencia como institución, y que la moneda argentina perdiera su valor, al acumular una de las inflaciones más altas del mundo. Sólo por debajo de la de Venezuela.

La economía venezolana y la argentina se hermanan en que el desastre es cada vez peor. Claro, las afinidades ideológicas contribuyen a que los burros se busquen para rascarse. Aunque es diferente la alternabilidad, pues la democracia tiene sus fortalezas en Argentina, pero en Venezuela fue borrada hace 24 años y se ha impuesto una de las tiranías más brutales del continente.

A través de los debates que logramos seguir por YouTube, apreciamos el temor de los tertulianos en torno al modelo político argentino, cada vez más parecido al venezolano. Esa fue una sensación que se hizo realidad después que Mauricio Macri salió de la presidencia y le siguieron los gobiernos de Cristina y Alberto Fernández. Pero la sociedad argentina no quiso seguir hundiéndose en el catastrófico socialismo del siglo XXI, por lo que decidió elegir a Javier Milei. Quien tiene una propuesta diametralmente opuesta a lo existente, de un insoportable tufo estatocrático. Ese que hizo sufrir, en carne propia al pueblo argentino, formas de pobrezas extrema, con una economía que enriquece a la casta mediante una corrupción descarada y descontrolada. Tal como sigue ocurriendo en una Venezuela quebrada, arruinada y endeudada, pero con una elite bañada en lujos, riquezas y opulencias.

Hasta el pasado 19 hubo silencio en el zurdaje de nuestro continente, pues estaban convencidos que Sergio Massa ganaría el balotaje. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando Javier Milei se alzó con una victoria clara. Desde ese momento se levantaron los púlpitos de los hierofantes del socialcomunismo, para alertar sobre las amenazas que acechan a la humanidad, porque un economista liberal “anarcocapitalista” será presidente de Argentina a partir del 10 de diciembre.

Los epítetos apocalípticos contra Javier Milei han salido a borbotones de los eficientes gobernantes, que sorben su sabiduría del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla. Esos que han regado el bien allí donde han asaltado el poder. Los mismos que han logrado que los pueblos disfruten de un estado de bienestar que envidian noruegos y finlandeses. El zurdaje que ha convertido en turistas de aventuras a millones de nativos. Que recorren muchos países, disfrutando del paisaje, de la fauna y la flora de la selva de Darién y de la frontera entre México y el imperio. Los mismos que han permitido que se despliegue una creatividad infinita para salir de la isla de la felicidad, hacia cualquier otro destino, donde puedan ser libres, trabajar y comer.

El zurderío, aterrajado en el poder, no logra entender cómo a sus compatriotas se les ocurre pensar en renunciar a todos los beneficios de los que disfrutamos los moradores de Venezuela, Nicaragua, Argentina y Cuba. También de los incontables privilegios que tendrán brasileños, colombianos y chilenos. Lanzados a los brazos del socialcomunismo igualitario, humanista, feminista, antimperialista, decolonizador y profundamente solidario.

Pero el pueblo argentino se salió del redil y eligió presidente a un ultraderechista, calificativo que la prensa mundial le adjudica a Javier Milei. Porque para el sistema comunicacional ser de derecha es una falta grave, pero ser de ultraderecha es un crimen. Usado por el zurderío para meterle miedo a la gente. Como el coco con el asustan a los niños. Porque para la izquierda narcisista que se cree superior al resto de la raza humana, los que no comulgan con sus reláficas y catilinarias son seres inferiores. Con retardo mental profundo, a quienes deben custodiar mientras vivan.

Pero llegó el momento libertario para los argentinos. Y para salir de la cárcel socialcomunista deben realizarse cambios drásticos, porque la situación es tan grave que no hay lugar para medias tintas, gradualismos, ni tibiezas, como lo ha dicho Milei. Son tres simples premisas: gobierno limitado, respeto a la propiedad y libre comercio. En lo inmediato privatizarán la petrolera YPF, la TV pública, la radio y la agencia estatal Telam. Es decir, eliminarán el tentacular ministerio de propaganda encubierto.

Lo cierto es que el cataclismo liberal de Milei ha estremecido al continente. Porque es un movimiento disruptivo en defensa de una verdadera libertad, que pica y se extiende.

Agridulces

No despegó el avión chileno que traía venezolanos, pues el régimen humanista no autorizó el aterrizaje en “su territorio”. Y eso que los expulsa el camarada Gabriel Boric. Una demostración más de la inefable sensibilidad que corre por las venas de los socialcomunistas.

¡Más noticias!