jueves, 28 marzo 2024
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Palabras de moda y frivolidad

La frivolidad cuenta con sus canales de expresión y manifestación, y los más importantes tienen en la lengua su vehículo esencial. Es por eso que algunas palabras se ponen de moda y es menester insertarlas -a la fuerza- en toda frase que salga del aparato fonador.

Cualquiera, decidido a mostrar que está en la cúspide de la moda, se ve obligado a maquillar su verbosidad cotidiana con algunas palabras que considera imprescindibles. De lo contrario siente que no forma parte de la tribu urbana, cuyo santo y seña es estar a tono con los últimos alaridos de la moda. Esto significa, también, ropa, peinados, maquillaje, calzado, cirugías plásticas, la última serie de Netflix o red social y, en estos días, vestirse de rosado chicle y parlotear sobre Barbie. Todo lo anterior forma parte del simbolismo que te hace miembro del clan de los que están en boga en esta aldea global -nunca mejor dicho McLuhan- interconectada, especialmente, con la evanescencia de lo superficial, lo fútil y trivial.

Al parecer la pandemia exacerbó nuestra liviandad para hacer la vida menos pesada. Lo cual me hace recordar algunos axiomas, llenos de inteligente descaro, que Voltaire dejó como legado a la humanidad. Por ejemplo: “Si la naturaleza no nos hubiera hecho un poco frívolos, seríamos aún más desgraciados de lo que somos. Gracias a que somos frívolos la mayoría de la gente no decide ahorcarse”.

La frivolidad es, entonces, una necesidad cuando se trata de encarar los desafíos que la existencia nos impone. Se le define desde la cualidad de frívolo. Un adjetivo que significa: “ligero, veleidoso e insustancial… Publicación que trata temas ligeros, con predominio de lo sensual”. Visto de esa manera, hasta el más serio, severo, sensato y adusto de los humanos tiene su cuota de saludable frivolidad. La necesita para encontrar un punto de equilibrio.

La frivolidad cuenta con sus canales de expresión y manifestación, y los más importantes tienen en la lengua su vehículo esencial. Es por eso que algunas palabras se ponen de moda y es menester insertarlas -a la fuerza- en toda frase que salga del aparato fonador. Claro que la lengua vive su particular dinámica de la moda, porque se trata de un ente vivo, por el que circula una savia, que se renueva de manera permanente, para mantenerse vigoroso y potente, porque está dotado de una vocación de eternidad.

Entre las palabras viralmente frivolizadas que se repiten sin medida está emblemático. En el relato de muchos todo lo es: desde lo más insubstancial, pasando por lo más procaz hasta lo más manoseado e irrelevante. Si un emisor quiere destacar algo o a alguien afirma, categórico, que es emblemático. Adjetivo que se deriva del sustantivo masculino emblema, proveniente del latín y cuyo significado original es adorno superpuesto. El DRAE lo define como “Jeroglífico, símbolo o empresa en que se representa alguna figura, al pie de la cual se escribe algún verso o lema que declara el concepto o moralidad que encierra. 2. Cosa que es representación simbólica de otra”.

En orden alfabético sigue emprendedor, adjetivo con una sola acepción y definido así: “Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”. En este campo léxico-semántico está el impepinable emprendimiento, que tampoco sale de la boca de quienes creen que están interpretando el sentido de estos tiempos, sólo porque vociferan las palabras que su tribu machaca hasta la saciedad.

Otra de las palabras que ha conseguido que la repitan miles de veces en un solo día es icónico. Para quienes están en los medios o en las redes sociales todo es rigurosamente icónico. Este vocablo derivado de ícono tiene un rico y variado origen. El más remoto es el griego bizantino, y es un galicismo que viene del ruso. Es una “representación religiosa de pincel o relieve, usada en iglesias cristianas orientales. 2. Tabla pintada con técnica bizantina. 3. Signo que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado, p.e. las señales de cruce…” (DRAE) En lo referente al léxico tenemos una variedad de voces, como: iconoclasia, iconoclasta, iconografía, iconolatría, iconología, iconómaco, iconoscopio e iconostasio. ¿Dígame usted si este vocablo no ha sido pasto de una frivolización extrema por parte de los esclavos de la moda? Cualquiera es un ícono.

Resiliencia, también ensalivada y redicha, por aquellos que buscan caracterizar las personalidades -la suya en especial- capaces de enfrenta todo tipo de adversidad y salir indemnes y más fortalecidos. De hecho, se ha tomado de materiales, mecanismos o sistemas que recuperan su estado inicial, cuando ha cesado la perturbación a la que han sido sometidas.

Otras palabras como empoderamiento, excelencia, diversidad, perspectiva de género, et al, han sido incorporadas al léxico frivolizante de la moda, por lo que están condenadas a perder brillo, capacidad de significación y hasta credibilidad.

Agridulces 

En Ecuador asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio. Acucioso periodista de investigación, que conocía a fondo los tentáculos del crimen organizado y el narcotráfico, azotes de aquel país. Denunció que “el problema en Ecuador no es la falta de dinero sino el exceso de ladrones”.

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