@OttoJansen
Los trabajadores de aquellas denominadas empresas básicas en años prósperos (cuando salían de jornadas semanales a abastecer carritos enteros de carne y comida en el antiguo CADA, la Cooperativa Auyantepuy, comisariato y los incontables comercios de la zona) con asiento en Ciudad Guayana cerraron vías, levantaron protestas, por estas semanas de octubre, reeditando las que padeció la población cuando reclamaron ruidosamente, cuatro o cinco años atrás la incorporación de los “terciarizados”. En esta ocasión, a propósito de las volteretas de la revolución con la materia monetaria y los precipicios inminentes de la economía venezolana, los siderúrgicos, gente del hierro y aluminio pidieron respeto por el tabulador que ha regido las condiciones salariales en esas factorías.
Las acciones como se supuso, en un guion que el estado Bolívar conoce ampliamente, se encontraron primero con sospechosos destellos de violencia y con señalamientos de culpas a organizaciones políticas que ya no portan por las solitarias áreas de la empresas, ni por los portones, según comentarios de tirios y troyanos; indicador manifiesto sobre intención de manipular la realidad con la quema de un autobús Yutong. Posteriormente chocó la protesta con la firma de los sindicatos en convenios con el gobierno que en nada tomaron en cuenta las escalas salariales. Fueron esos dirigentes revolucionarios que hoy están más asociados con organizar fiestas suntuosas o a la planificación de la compra de empresas propias “Con el dinero que han obtenido del proceso”, chanceaban los manifestantes en las trancas que impedían el transitar entre ciudad Guayana y ciudad Bolívar.
La circunstancia de potenciales consecuencias para el país y el estado Bolívar actual, se sumó al “suicidio” en el SEBIN del concejal, Fernando Albán y al estallido de una nueva, otra más, matanza con presencia supuesta de guerrilleros del ELN colombiano en Sifontes, uno de los municipios del sur de Guayana. En esa panorámica, los efectos parecieron neutralizarse.
Recomposición del empleo y conquistas laborales
La indignación y la impotencia lo hicieron lanzar al piso uno, dos, tres y así hasta terminar el cartón de huevos que la empresa le otorgó como beneficio estelar por la firma acordada. El acto de un trabajador que se hizo viral en las redes sociales y en los portales de noticias, catapultó la atención en la población, que ha contemplado con aprehensión las movilizaciones diarias; aliñando de igual manera un debate con aristas gruesas sobre la naturaleza del reclamo y sus protagonistas. Una versión interpreta la protesta como tardía para encontrar solución alguna, en razón de la permisividad con que la masa de trabajadores de las empresas otorgó, desde las iniciativas del fallecido presidente Chávez, el volumen de aberraciones y entuertos laborales ahora imposible de normalizar. Para otros, más allá de la gravedad y quiebra de las fábricas, los derechos laborales son el quid de defensa que de no hacerlo entronizara a niveles más inoperantes y primitivos las relaciones laborales, la ya extraviada productividad y las conquistas de muchos años que es hacia donde en la práctica se orientan los cálculos del gobierno socialista.
Ahora lo medular de la materia es el descalabro de la economía nacional y la clara ausencia de visión, redefiniciones y el más elemental plan coherente: ¿Qué hacer con las empresas básicas? Teniendo en cuenta la bancarrota de las plantas y la evidencia que el Plan Guayana Socialista 2009-2019 fue una tramoya propagandística. Un programa de audaz recuperación económica con un sólido propósito de protección social que aborde la depauperación de la región con altos niveles de desempleo, desocupación y amenaza de hambruna que propicia que corran desde las minas del oeste hacia las minas del sur las masas de guayaneses en primer término y una larga cola de connacionales de otras regiones. Se agrega la hiperinflación con las distorsiones que el negocio del oro ha impuesto en nuestro estado y la inútil conversión monetaria, tal como vemos desde los mercados populares. El tema de la producción en las empresas, donde destaca el punto del ausentismo laboral y los negociados con las importaciones de toneladas actuales de materia prima, se convierte en el punto focal en paralelo a las voces que gritan desesperadamente por el tabulador. Claro es una materia de difícil aprehensión para las propuestas, si no se pasa más allá de la agitación, los comentarios superficiales y de cálculos en los cuestionados procesos electorales que viene convocando el gobierno para legitimar su control absoluto y su condición dictatorial. Esas son las posturas por donde andan nuestras pretendidas alternativas de cambio político y que no dejan de frenar a importantes voces de Guayana, necesarias para los análisis especializados y realistas que permitan visualizar el porvenir en la construcción de un proyecto que implicara asumir “meas culpas” que seguramente una parte de los trabajadores no querrá hacer y que en el caso de la revolución lo más probable es que nunca haga, apelando a su imaginería sobre el “Bloqueo económico” y la “Guerra del imperialismo”.
“Tenemos que reinventarnos”
Claramente la irritación laboral de los trabajadores, asociada con los huevos puestos a la orden del patrón, es una ventana concreta para abordar la región y apuntalar faenas que desde las angustias de la población, puedan enfrentar con eficacia el desastroso modelo totalitario que cercena derechos de todo orden. Produciendo el desmantelamiento de la modernidad lograda y la más extendida miseria que los venezolanos y los guayaneses que disfrutamos de las bondades del auge industrial nunca pensamos pasar.
Recientemente en la actividad Lectio Brevis: La lección corta, con orientaciones de corte filosóficas sobre el inicio del año académico en la UCAB Guayana (Actor relevante y fundamental en la interpretación del tiempo y transformación de la región) el rector, Padre José Virtuoso, S.j, realizó reflexiones de enorme utilidad para tema del país y, pienso, a las consideraciones permanentes sobre el estado Bolívar “Virtuoso: el cambio político requiere de esa fuerza social nueva, por eso subrayo de manera especial: esta es la hora de la sociedad civil (…) tenemos que reinventarnos en este contexto, tenemos que ser capaces de crear y generar soluciones» Lo otro -Digo- es seguir congelados en la nostalgia, por más manifestaciones de voluntarismos que hagamos, mientras aprieta la oscurana.