jueves, 28 marzo 2024
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Votos del chavismo cayeron a un mínimo histórico

Las elecciones dejaron en evidencia una nueva realidad política en el país, una en la que la oposición se mostró fragmentada y en la que el chavismo volvió a perder una importante cantidad de votos.

Las elecciones del pasado 21N dejaron en evidencia una nueva realidad política en el país, una en la que la oposición se mostró fragmentada, pero en particular una realidad en la que el chavismo, a pesar de haber sido el gran ganador del evento comicial, volvió a perder una importante cantidad de votos para poner aún más bajo el piso de “votación dura” que históricamente ha tenido.

En comparación con los últimos eventos electorales, el chavismo cayó a un nuevo mínimo histórico con 3.722.763 votos, es decir por primera vez en al menos los últimos cuatro años, no logró llegar a los 4 millones de votantes.

Desde las elecciones municipales de 2017, el Gran Polo Patriótico (GPP) que agrupa no solo al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sino también a todos los demás partidos progobierno, ha experimentado una caída sistemática en su votación.

En esas municipales (para elegir alcaldes), el GPP alcanzó 6.517.506 votos, la cifra luego cayó a 6.245.862 en las presidenciales de 2018, y volvió a reducirse aún más para las elecciones parlamentarias de 2020 cuando se redujo a 4.321.975.

Si bien esta merma de los votos del chavismo se produjo en un contexto en el que la abstención ha ido creciendo desde las municipales de 2017, es también importante destacar que para el 21N, la abstención se redujo y, aun así, los votos del GPP cayeron.

Para el politólogo y experto electoral Jesús Castellanos, esto evidencia un claro desgaste del partido de gobierno ante su base, algo que según él, se combinó con lo que cree es una estrategia del chavismo para tener una movilización menor a la de otros eventos electorales.

Castellanos dijo que el oficialismo “hizo cálculos para movilizar lo mínimo con la esperanza de tratar de garantizar la mayoría de las gobernaciones y las alcaldías”, algo que en efecto pudo conseguir, pero que en zonas como Barinas representó un costo considerable.

“En el caso de Barinas la estrategia no le resultó y es importante ese estado. Barinas no solo debería ser un bastión, sino que además es la cuna del chavismo. Ahí el cálculo les salió mal como con las alcaldías, perdieron más de 100 en comparación a las últimas elecciones municipales”, aseguró.

Además de la estrategia, el experto electoral aseguró que el desgaste y el descontento de la base chavista es un problema que sigue existiendo y que desde el GPP y el gobierno de Maduro no se ha podido solventar, algo que en el futuro puede restar aún más votos.

“No es solo la estrategia y los cálculos. Hay un claro desagrado de la base chavista por la situación actual en Venezuela”, dijo.

Para otro politólogo, Fernando Spiritto, el voto obtenido por el chavismo el pasado domingo es solamente el llamado “voto duro”, es decir todas aquellas personas que por una serie de factores económicos y sociales se mantienen votando por el GPP.

“Se mantiene una tendencia de muchos años, hay un voto duro que depende de muchos factores, del tema de políticas sociales, del clientelismo, del control del gobierno como empleador y eso constituye el voto duro, esa fue la gente que fue a votar y les dio la mayoría de alcaldías”, señaló Spiritto.

Sin embargo, el académico hizo la salvedad que, pese al triunfo ampliamente mayoritario en términos de cargos obtenidos el 21 de noviembre, el gobierno de Maduro sigue siendo “débil”, pues no ha podido responder a problemas como la inflación, la destrucción de la moneda y el colapso de los servicios públicos.