jueves, 18 abril 2024
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Venezuela es el segundo país en la región con más alertas de incendios en 2019

Entre los 10 estados con más quemas, de acuerdo con las imágenes satelitales de la NASA, dos entidades -Bolívar y Amazonas- integran la Amazonía. “Los bomberos están desmantelados, no tienen ni equipos ni uniformes para controlar los incendios”, aseguró la presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología, Vilisa Morón.

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Venezuela está en plena temporada lluviosa, de modo que los múltiples incendios en la amazonía brasileña, que han alcanzado cifras históricas, no se han replicado en tierras amazónicas venezolanas.

Empero, el momento que atraviesa Brasil, así como otros países de la región latinoamericana, permite poner en contexto el crítico control ambiental en Venezuela que, de acuerdo con cifras del Sistema de Información de Incendios para el Manejo de Recursos de la NASA (Firms, por sus siglas en inglés) acumula 343.018 alertas de incendio captadas por los satélites Modis Terra y Aqua y Viirs entre el 1 de enero y el 31 de agosto del 2019.

En los primeros ocho meses del año, Venezuela es la segunda nación en América Latina y en la Amazonía con mayor cantidad de focos de incendios. Le antecede Brasil con 797.336 alertas de quema, según los datos de la NASA, y le siguen Bolivia (201.547); Colombia (128.865); Perú (50.962); Guyana (9.326); Ecuador (4.087); Suriname (1.475) y Guyana Francesa (140), países que integran la Amazonía.

Otros países de América Latina como Argentina y Paraguay muestran alta incidencia de alertas de incendio con 101.455 y 85.917 detecciones en los primeros ocho meses del año.

Las alertas de incendios en Venezuela entre el 1 de enero y el 31 de agosto superan las registradas en el mismo periodo de 2018, cuando la NASA contabilizó 273.858 detecciones de puntos calientes a través de sus satélites Modis y Viirs en territorio venezolano.

“Los bomberos están desmantelados, no tienen ni equipos ni uniformes para controlar los incendios, están faltos de todos esos insumos”, asegura la presidente de la Sociedad Venezolana de Ecología, Vilisa Morón. Los incendios se suman al caos ambiental que ha generado la expansión de la minería en la Amazonía venezolana y que se traduce en deforestación, contaminación de aguas y suelos y violencia armada con la incursión de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Aunque estos monitoreos no determinan las causas de las alertas de incendio, organizaciones ambientales han señalado que buena parte es causada por la acción humana.

Las alertas de quema de la NASA se aproximan a las que contabiliza el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil. Según la data de esta organización, desde el 1 de enero hasta el 31 de agosto de 2019, Venezuela ha tenido 398.669 focos de incendios si se consideran los 14 satélites de monitoreo de INPE.

El grueso de las alertas (60,7%) es recogido por el sensor Viirs del satélite Suomi-NPP, un instrumento que hace observaciones de fuego tres veces más detalladas que las realizadas por Modis. Algunas quemas escapan de los sensores satelitales cuando los frentes de fuego son inferiores a 30 metros de extensión, cuando el fuego ocurre solo en el suelo de un bosque sin alcanzar la copa de los árboles o cuando son de corta duración, entre otras.

Los 10 estados con mayor cantidad de focos de incendios en este periodo son Apure, Bolívar, Guárico, Monagas, Anzoátegui, Cojedes, Barinas, Portuguesa, Zulia y Amazonas. Dos estados de este grupo, Bolívar y Amazonas, forman parte de la Amazonía; mientras que el resto está al norte del río Orinoco.

En el caso de los estados amazónicos, los municipios con más registros de incendios son Cedeño, Sucre, Angostura, Piar y Gran Sabana en Bolívar; mientras que en Amazonas, la jurisdicción con más quemas es Manapiare. En ambos estados, se concentra una significativa población indígena que usa la quema como práctica habitual y la mayor parte de los puntos de minería ilegal.

Como es habitual en temporada de sequía, el INPE registra que la mayor cantidad de focos de incendios ocurrió entre la segunda semana de febrero y la segunda semana de abril. Del 1 al 7 de abril se contabilizaron 41.041 focos de quemas. Ese número se ha reducido a niveles de entre 900 y 2.700 alertas entre junio y agosto.Una tercera fuente de monitoreo de alertas de incendio, Global Forest Watch Fires, confirma las pronunciadas cifras para Venezuela. Entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2019, contabiliza 330.113 detecciones de incendios, recogidas por los satélites Modis y VIIRS de la NASA.

Los tres estados más afectados en los primeros ocho meses del año son Monagas con 48.619 alertas; Bolívar con 46.494 focos y Anzoátegui con 45.871 alertas. De este grupo, solo el estado Bolívar está en la región amazónica, siendo el de mayor extensión en la amazonía venezolana.

En esta entidad, el municipio en el que se contabiliza mayor número de alertas de incendios hasta el 31 de agosto de 2019 es Cedeño con 9.808 alertas; seguido de Angostura (9.666) y Sucre (9.384), en consonancia con los datos del INPE.

Bomberos forestales en llamas

En medio de la temporada de incendios en Brasil, con las detecciones más altas en la amazonía brasileña desde 2010, el gobierno de Nicolás Maduro ofreció ayuda para mitigar las quemas. No dijo cómo ni con qué equipos, en un contexto de baja capacidad de respuesta de los propios bomberos forestales locales.

“No tenemos personal para ir a ayudar. El parque Henri Pittier ha estado incendiado por dos semanas y la respuesta ha llegado después; al parque nacional Yurubí (Yaracuy) le han dado palo con las invasiones agrícolas y eso lo hacen incendiando; las reservas forestales están vueltas leña; entonces es irónico decir que vas a ir a controlar incendios en otro país cuando no mitigas los de Venezuela”, señaló Vilisa Morón, presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología.

Marlene Sifontes, secretaria de organización del Sindicato Unitario Nacional de Empleados Públicos del Instituto Nacional de Parques (Funet Inparques), explicó que se ha perdido la planificación y que si bien los incendios no pueden evitarse, “puedes prepararte mejor para afrontarlos”.

“En septiembre de cada año, el personal técnico ya había pasado lo que se necesitaba para hacer cortafuegos, chequear el sistema hídrico en los parques nacionales, y se contrataban los obreros especializados para hacer las zanjas y cortafuegos (…) Ahora no se hacen y cuando ocurren los incendios suben al bosque. Hay incendios que duran días porque los bomberos están combatiendo otros”. Además de la respuesta de los bomberos forestales, Sifontes resaltó que los guardaparques así como los voluntarios contaban con equipos primarios para combate de incendios. “Eso se ha perdido. De hecho, ni al personal guardaparques se le entrega ese kit primario. Tienen cuatro años sin uniformes y todos los equipos a nivel nacional están deteriorados, no hay forma de hacer trabajos de vigilancia y control”, agregó.

Nicolás Maduro participó en la graduación -a finales de julio- de 4.901 guardaparques y 4.000 bomberos forestales, egresados de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). “Es un grupo muy pequeño que tenemos hoy, no se dan abasto. Venezuela necesita urgentemente de un poderoso cuerpo científico, un sistema de bomberos forestales. Igualmente guardaparques. Tenemos el mayor sistema de parques nacionales del mundo”, expresó Maduro tres meses antes.

La dirigente sindical denunció que a los graduados les entregaron uniformes inadecuados, mientras que la preparación fue deficiente e incompleta. “Está en riesgo la vida”, dijo.

“Las botas que han entregado son de mala calidad, son plásticas y en un combate los bomberos salieron con ampollas porque se les derretían en los pies (…) Definitivamente no hay capacidad de respuesta. No hay capacidad operativa. En Mérida hubo un incendio de 22 días que venía de Barinas y uno de los cuerpos medianamente equipados en el país es el de Mérida”, agregó.

“Me preocupa lo que pasa en la Amazonía brasileña, pero me preocupa sobre manera lo que pasa en Venezuela. El proyecto del Arco Minero toca casi todas las fuentes de agua del país, es un proyecto que afecta nuestra biodiversidad, donde está el pulmón vegetal y los parques están en estragos, no es la primera vez que se ve que ayudan a otro país mientras nosotros estamos totalmente desasistidos”, alertó.

La dirigente sindical sostuvo que el ambiente ha sido un tema secundario para el gobierno, pero la eliminación del Ministerio del Ambiente desencadenó un caos de proporción mayor. “Hay controles que no se ven y trabajos que no se hacen”.

El ingeniero forestal José Rafael Lozada, profesor investigador de la Universidad de Los Andes, sostuvo que la transformación del Ministerio del Ambiente en el despacho del Ecosocialismo marcó la ruta de la degradación total de la gestión ambiental en el país. Ese retroceso, agregó, se traduce en la reducida capacidad de gestión para la prevención y combate efectivo de los incendios forestales.

“En oriente se han quemado miles y miles de hectáreas de plantaciones de pino al sur de Anzoátegui y Monagas, por donde está el bosque de Uverito, y ocurre durante días y días y el Ejecutivo ha sido incapaz de combatirlos. Esa candela se para cuando llega a un morichal. Hemos visto como en muchos años el Estado no ha tenido los recursos para combatir el fuego; en los llanos occidentales ocurre lo mismo”, dijo.

“Si alguien viene a decir que vamos a ayudar a otro país, la pregunta es ¿con qué?, ¿con cuáles equipos y personal? Los bomberos no tienen carros, están por el suelo, no tienen equipos para combatir incendios, inclusive, no tienen cómo combatir incendios en estructuras en edificios. Cuando hablamos de incendios forestales, menos”, añadió. 

Repercusiones ambientales

Las secuelas ambientales por la multiplicidad de incendios en el conocido como el pulmón vegetal del mundo han encendido las alarmas globales.

La presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología explicó que cuando los incendios ocurren en territorio amazónico, la restauración de los bosques no es plena. “Si quemas la Amazonía y dejas que se recupere naturalmente, no necesariamente va a poder, si habían 100 especies, van a quedar 80 o menos. La recuperación varía en función de las condiciones que había antes y después del incendio. ¿Qué tan intervenida estaba el área? ¿Qué tan prístina era?”, dijo.

Los suelos de la Amazonía venezolana, integrada por los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, resaltó, son pobres porque datan del precámbrico. “Cuando tumbas algo en la Amazonía, toma años en recuperarse. Una muestra de eso es la Gran Sabana, hay estudios que indican que esas sabanas no tenían esa extensión, esa transformación del paisaje ha sido a causa de las prácticas de fuego de los pemones, eso ha tenido repercusión”.

El ingeniero Lozada agregó que los incendios afectan de forma importante a la fauna, que puede resultar quemada o ahogada por el humo. Indicó, además, que la biomasa que se quema emite carbono a la atmósfera y la afectación en los ecosistemas -debido a los incendios- perjudica el ciclo del agua.

“El bosque absorbe el agua de lluvia y deja salir el agua lentamente. Si eliminamos el bosque, los ríos van a tener mucha agua y cuando llegue el verano, no va a haber río porque no hay agua residual”, puntualizó.

 


Bolívar y Amazonas están entre los 10 estados con mayores alertas de incendios | Fuente: INPE

Distribución de las alertas de incendios por satélite | Fuente: INPE

 
   

Serie histórica de Venezuela


Las alertas de incendios en los primeros ocho meses de 2019 superan las registradas
en el mismo periodo de 2018 | Fuente: INPE

 


Distribución de alertas por estado, de acuerdo con el monitoreo de Global Forest Watch Fires