viernes, 29 marzo 2024
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La juventud se adueñó del Indian Wells

Los triunfos de la canadiense Bianca Andreescu y del austriaco Dominic Thiem marcaron la tendencia de la nueva generación en el tenis mundial

Indian Wells.-  La prodigio canadiense Bianca Andreescu, de solo 18 años, y el austriaco Dominic Thiem, de 25, se consagraron este domingo contra todo pronóstico en el torneo de Indian Wells, derribando a los teóricos favoritos Angelique Kerber y Roger Federer.

En un golpe de efecto sorprendente, la juventud se impuso a la veteranía, la velocidad a la calidad y el circuito vivió un vuelco con el triunfo de dos jugadores llamados a suceder a las leyendas actuales.

Thiem se alzó con el primer título de Masters 1000 de su carrera y dejó al suizo sin su sexto trofeo en el torneo del desierto californiano, con el que habría desempatado en lo alto de la tabla con el serbio Novak Djokovic, ambos con cinco.

Para ello, el austriaco tuvo que remontar una manga en contra para imponerse finalmente a su rival por 3-6, 6-3, 7-5 en dos horas y dos minutos de partido.

«Creo que no tengo derecho a felicitarte, tienes 88 títulos más que yo», bromeó Thiem tras sumar su duodécimo trofeo, por los 100 de su contrincante.

«Ha sido una gran semana para mí aunque no haya funcionado bien para mí hoy. Felicidades a Dominic, te lo has merecido», dijo por su parte el helvético, de 37 años.

«Siento que mi juego está ahí, que mi cuerpo está ahí y, cuando te sientes así, no es tan dramático (cuando pierdes)», agregó en conferencia de prensa.

El suizo arrancó mejor tras llegar a la última instancia sin haber tenido que saltar a la pista en semis por la lesión del español Rafa Nadal y, con dos breaks, se apuntó el primer set (6-3).

El segundo vivió la tendencia invertida: Thiem quebró en el cuarto (3-1) y conservó su saque para terminar poniendo las tablas momentáneas de una contienda apasionante.

Así se fueron sucediendo los juegos… y los puntos increíbles: dejadas espectaculares, passings cruzados inverosímiles y voleas inalcanzables hasta que el austriaco golpeó de nuevo en el undécimo (6-5) para terminar haciéndose con su primer título de este calibre en su tercer intento, luego de haber perdido dos finales en Madrid.

A star is born

Antes, Andreescu, que ha revolucionado el circuito desde el principio de la temporada, se impuso por 6-4, 3-6, 6-4 en dos horas y 18 minutos de partido a la alemana Kerber.

«Ojalá este momento sea una inspiración para muchos otros atletas porque, como he dicho muchas veces, si crees en algo puedes conseguirlo», apuntó la ganadora sobre la pista.

«Es una locura, es increíble. Es un verdadero cuento de hadas», añadió en conferencia de prensa.

La canadiense había ganado a la ucraniana Elina Svitolina (N.6) en semis y había barrido en cuartos a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, ex número uno del mundo.

Andreescu es la tenista que más partidos ha ganado este año, con 28, y ya había avisado en los últimos meses de que estaba lista para mayores retos. 

La canadiense comenzó la temporada en el puesto 152º del ranking de la WTA y ahora, tras su triunfo, ascenderá al 24º.

Este domingo, la de origen rumano, extenuada y dolorida, peleó hasta el final, se llevó la victoria y lo celebró besando la pista y tumbándose unos segundos sobre ella. Necesitaba saborear el momento. Miró el cielo y se dio cuenta de que acababa de tocarlo con los dedos.

Gesta 

En una batalla de poder a poder, Andreescu quebró el servicio de Kerber (N.8) a las primeras de cambio y, a partir de ahí, no tuvo más que conservarlo para apuntarse la primera manga.

El público, enloquecido por la historia de una joven desconocida que derriba gigantes, apoyó a la nueva estrella desde el principio, celebrando sus puntos como si éstos fueran definitivos.

El segundo set, sin embargo, fue diferente. Kerber invirtió las tornas con un break en el cuarto juego (3-1) y, como su contrincante antes, tuvo suficiente con conservar sus saques para poner el juego en tablas.

Lo que estaba siendo una gesta, la de la deportista que llega de la nada para convertirse en campeona, se tornó en epopeya cuando Kerber selló otro quiebre en el quinto de la segunda manga (3-2).

Andreescu, con dolor en su hombro derecho, y tras haber pedido la atención médica poco antes, se sentaba en su rincón casi abatida, mientras su entrenador le dedicaba palabras de aliento para que siguiera creyendo en ella, como siempre había hecho.

«Ese momento lo fue todo. Realmente me ayudó mucho en esa situación con sus increíbles palabras. La forma en la que me dice las cosas… me provoca escalofríos», explicó la ganadora.

Acto seguido, con aire renovado y nueva esperanza, recuperó su servicio (3-3), firmó un break poco después (5-3) y, aunque volvió a ceder su saque, terminó apuntándose la victoria con el de su oponente para cerrar el círculo. 

Con 18 años, Andreescu recuerda a la japonesa Naomi Osaka, campeona de la edición pasada de Indian Wells con solo 20 y que, desde entonces, trepó hasta subir al número uno de la WTA. La canadiense ya tiene a su modelo. Y está siguiendo sus pasos.