jueves, 28 marzo 2024
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Persiste la minería ilegal por grupos irregulares en territorio indígena pemón

Además del Parque Nacional Canaima, las reservas forestales de Imataca y La Paragua, la reserva de biósfera del Alto Orinoco y el Parque Nacional Yapacana se han visto afectadas por la minería ilegal.

La organización Kapé Kapé denunció que la minería ilegal se sigue practicando en los territorios ancestrales de los pueblos y comunidades indígenas pemón, a lo largo del Río Carrao, en el centro del Parque Nacional Canaima, contaminando los ríos que alimentan las represas.

Esta práctica sigue sucediendo en los mismos territorios donde fue asesinado el indígena pemón Charlie Peñaloza, en un incidente donde también hubo heridos por armas de fuego.

El aprovechamiento indiscriminado e ilegal de estos recursos naturales dentro del llamado Arco Minero del Orinoco sigue generando también la invasión y amedrentamiento a los pueblos indígenas, violando sus derechos en los municipios Sifontes y Gran Sabana, llevándolos a una vulnerabilidad social, cultural, política, filosófica, económica y reduciendo su ámbito territorial.

Los ríos del Parque Nacional Canaima suelen ser de aguas cristalinas y rojizas. A la distancia lucen oscuras, negras, un aspecto que se deriva de la poca presencia de sedimentos y un alto contenido de cierto tipo de ácidos. Sin embargo, esa apariencia ha ido cambiando. Ahora es más frecuente ver que el agua luce turbia y de color marrón. La causa de esta transformación no es otra que la minería ilegal, que prolifera dentro del área protegida por las leyes -un territorio de aproximadamente 3 millones de hectáreas.

Canaima no es la única área protegida del sur de Venezuela que sufre la acción de la minería ilegal. Otras zonas afectadas son las reservas forestales de Imataca y La Paragua, la reserva de biósfera del Alto Orinoco y el Parque Nacional Yapacana. A la lista habría que sumar el Parque Nacional El Caura, donde está avanzando rápidamente la deforestación.

Desde los años ochenta son conocidas las actividades de extracción de oro dentro del Parque Nacional Canaima, sin embargo, la ilegalidad se ha repotenciado gracias a las alianzas entre los mineros y miembros disidentes de guerrillas colombianas.

Se habla de la presencia de hasta 2.000 hombres de grupos irregulares, practicando actividades delictivas asociadas con la explotación del mineral en el sur del país, una situación que comunidades y organizaciones indígenas han alertado repetidas veces.

Los daños que sigue ocasionando esta actividad no son sólo sobre la naturaleza. Las comunidades indígenas también están amenazadas por la degradación social, cultural y económica, así como por el envenenamiento por mercurio y el aumento de enfermedades transmisibles.

Líderes del pueblo pemón expresaron a Kapé Kapé que sus representantes ante el gobierno, tales, como concejales y diputados no defienden sus intereses, y que de la misma manera, el Ministerio Indígena y la Defensoría de los Pueblos Indígenas no se manifiestan ni se pronuncian a favor de las comunidades y pueblos indígenas. (Prensa Kapé Kapé)